Aprender en equipo: la visión desde South Alabama University

En un panorama educativo en constante evolución, donde los estudiantes tienen el conocimiento del mundo al alcance de sus manos, los métodos de enseñanza tradicionales están siendo reinventados. Julie Estis, profesora de patología del habla y el lenguaje y directora del plan de mejora de la calidad en South Alabama University, está a la vanguardia…

En un panorama educativo en constante evolución, donde los estudiantes tienen el conocimiento del mundo al alcance de sus manos, los métodos de enseñanza tradicionales están siendo reinventados. Julie Estis, profesora de patología del habla y el lenguaje y directora del plan de mejora de la calidad en South Alabama University, está a la vanguardia de esta transformación.

En una conversación en la UFM compartió cómo el aprendizaje basado en equipos (TBL, por sus siglas en inglés), una iniciativa implementada en toda la universidad, está remodelando la manera como los estudiantes interactúan con el material, aplican el conocimiento y se preparan para desafíos del mundo real. Estas ideas ofrecen un caso convincente sobre cómo y por qué la educación debe adaptarse a las necesidades de los estudiantes actuales.

El viaje de Julie hacia el TBL comenzó en el 2012, inspirado por la visita al campus de Larry Michaelsen, pionero de este enfoque. Solo dos semanas antes del inicio del semestre decidió dar un salto de fe. «Fue aterrador», admitió, recordando su incertidumbre inicial. Sin embargo, armada con una comprensión clara de los principios del TBL, reformuló sus cursos de patología del habla y el lenguaje. Los resultados fueron inmediatos y profundos: los estudiantes se involucraron activamente, enfrentando escenarios clínicos realistas, con pensamiento crítico y habilidades para la resolución de problemas. Lo que comenzó como un experimento se convirtió en la piedra angular de su enseñanza y, más de una década después, sigue siendo una ferviente defensora de esta metodología.

¿Qué es el aprendizaje en equipo?

En esencia, el TBL es una forma estructurada de aprendizaje colaborativo, en la que los estudiantes trabajan en equipos permanentes de cinco a siete personas, durante todo un semestre. A diferencia de las clases tradicionales, donde los profesores imparten información y los estudiantes memorizan para aprobar los exámenes, el TBL cambia la dinámica. Los cursos se dividen en módulos de contenido, cada uno diseñado con un objetivo final claro: ¿qué deben ser capaces de hacer los estudiantes? Este enfoque de «diseño inverso» comienza con los resultados esperados —como resolver un caso clínico complejo— y construye actividades para alcanzar esos objetivos. Es un cambio de la absorción pasiva a la aplicación activa, reflejando las demandas del mundo real.

El proceso comienza fuera del aula. Los estudiantes se preparan de manera independiente, leyendo textos asignados, recibiendo conferencias en video o accediendo a recursos en línea, para comprender conceptos fundamentales. Este elemento de aula «invertida» garantiza que lleguen con una comprensión básica. El primer día de cada módulo realizan una prueba individual para reforzar la responsabilidad. Luego, en un giro innovador, repiten la misma prueba como equipo, utilizando formularios de respuesta instantánea, para recibir retroalimentación inmediata. «Su desempeño mejora», señaló Julie, destacando cómo durante esta secuencia de treinta a cuarenta y cinco minutos se profundiza en la comprensión antes incluso de aplicar el conocimiento. La prueba no es solo una evaluación, sino una herramienta de aprendizaje.

A partir de ahí, el TBL pasa a actividades de aplicación, guiadas por lo que Julie llama el enfoque de las «cuatro S». Los equipos abordan el mismo problema: un desafío significativo del mundo real que requiere una elección específica y cuya respuesta se reporta simultáneamente. Imaginemos un escenario en patología del habla: un paciente con un trastorno raro del habla. Cada equipo analiza el caso, debate opciones y selecciona un plan de tratamiento. Luego cada uno defiende su elección en una discusión con toda la clase. «¿Por qué su selección ha sido diferente?», podría preguntar el profesor, provocando un diálogo que impulsa a los estudiantes, más allá de respuestas memorizadas, hacia un pensamiento de orden superior. Estas actividades pueden extenderse durante varias sesiones de clase, construyendo sobre las pruebas de garantía de preparación para crear un arco de aprendizaje cohesivo.

Desafíos y beneficios del TBL

A los estudiantes el TBL les ofrece beneficios transformadores, pero también les presenta desafíos. ¿Cuál es el mayor obstáculo? La independencia. «Se les exige pensar de manera independiente y hacer parte del trabajo antes de la clase», explicó Julie. Para para los acostumbrados al aprendizaje pasivo —sentarse en silencio ante la computadora abierta— este cambio puede ser impactante. La colaboración también requiere compromiso; no hay manera de esconderse en un equipo. Sin embargo, la recompensa es enorme. Julie recordó a una estudiante que, durante su primera capacitación hospitalaria, sorprendió a su supervisor con su confianza en el tratamiento de un caso nuevo. «Gracias al aprendizaje basado en equipos, practicamos mucho juntos en el aula», le dijo la estudiante. Esa preparación se tradujo en competencia en el mundo real, un testimonio del poder del TBL.

Para los profesores el desafío radica en el diseño. Más allá de los capítulos de los libros de texto, deben crear actividades significativas que se alineen con los objetivos del módulo. Es un esfuerzo mayor que el exigido por la enseñanza tradicional, ya que requiere creatividad y previsión. Pero la recompensa, argumentó Julie, es un aula donde los estudiantes no solo memorizan, sino también piensan. Su propia experiencia como aprendiz subraya esto. Reflexionando sobre su formación en patología del habla, citó la práctica con supervisores como sus momentos más impactantes. «Llegas con nerviosismo», dijo, «pero después de esa experiencia tienes la confianza y las habilidades». El TBL recrea esa dinámica, combinando rigor con relevancia.

Desde su introducción en South Alabama en el 2012, el TBL ha evolucionado hasta convertirse en una iniciativa implementada en todo el campus, capacitando a profesores y remodelando los planes de estudio. La historia de Julie Estis es un microcosmos de un movimiento más amplio en la educación, que responde a un mundo en el que la información es omnipresente y el papel del docente es menos el de transmitir hechos y más el de guiar la aplicación del conocimiento. Como ella misma lo expresó: «¿Cómo tomamos toda la información disponible y la usamos de manera significativa?» El TBL responde a esa pregunta, preparando a los estudiantes no solo para aprobar los exámenes, sino para resolver problemas que realmente importan.