Manuel Fernández Ordóñez: «La transición energética no existe»

La humanidad no ha hecho ninguna «transición». El mundo utiliza hoy más del doble de madera que hace 200 años, utiliza más carbón que nunca, más petróleo que nunca, más gas que nunca o más hidráulica que nunca. La realidad suele pasar desapercibida en muchas ocasiones. En los tiempos que vivimos mucho más, puesto que…

La humanidad no ha hecho ninguna «transición». El mundo utiliza hoy más del doble de madera que hace 200 años, utiliza más carbón que nunca, más petróleo que nunca, más gas que nunca o más hidráulica que nunca.

La realidad suele pasar desapercibida en muchas ocasiones. En los tiempos que vivimos mucho más, puesto que suele ser camuflada con relatos construidos por determinados grupos de interés. Uno puede creer firmemente en algo que, cuando contrasta con los datos reales, no se sostiene por un segundo. Algo así sucede con la transición energética a nivel global.

Si uno atiende al discurso general, bien parece que la transición energética es ya una realidad. Que llevamos años invirtiendo en energías renovables y éstas son lo suficientemente maduras como para abastecer la demanda, incluso de las economías más avanzadas. ¿La realidad? Estamos a muchas décadas de que eso suceda.

Y esto es un problema, porque hacer creer a la gente que ya está todo en vías de solución desvía la atención y hace que perdamos el foco. Ni está en vías de solución, ni vamos a tener unos sistemas energéticos Net-Zero a nivel global en 2050, ni el mundo va a cumplir el Acuerdo de París, ni se va a cumplir prácticamente nada de lo que nuestros líderes políticos decidan escribir en un papel en la siguiente reunión internacional a la que vayan a pasearse con sus jets privados.

La transición energética a nivel global es un fracaso. Rotundo, además. Los combustibles fósiles suponían en los años 80 un porcentaje superior al 80% del total de la energía consumida. Hoy, cuarenta años y billones de euros invertidos después, ese porcentaje sigue siendo superior al 80%. No hemos conseguido prácticamente nada. Emitimos más CO2 que nunca en la historia y cada año emitimos más.

Una de las razones por las que estamos fallando es porque no comprendemos el concepto mismo de transición energética. Es un error conceptual, no existe eso que llamamos transición energética. Nunca en la historia de la humanidad ha existido una transición energética. Es decir, la aparición de una nueva fuente de energía no hizo que las fuentes anteriores desaparecieran. Cuando el carbón apareció, el mundo no dejó de quemar madera. Cuando el petróleo apareció, el mundo no dejó de quemar carbón ni madera. ¿Sabían ustedes que Europa utiliza hoy tres veces más madera que en el siglo XIX?

La humanidad no ha hecho ninguna «transición». El mundo utiliza hoy más del doble de madera que hace 200 años, utiliza más carbón que nunca, más petróleo que nunca, más gas que nunca, más hidráulica que nunca, más solar y más eólica que nunca. Las nuevas energías se suman a las ya existentes, no se transita a nada. Simplemente se añaden. No es una transición energética, es una suma energética.

Únicamente los países ricos del mundo están siendo capaces de abandonar determinadas fuentes de energía (como el caso del carbón para la producción de electricidad en España). Pero incluso en España, más del 70% de nuestra energía proviene de los combustibles fósiles. Un valor similar al de hace cincuenta años (era el 81%). Como ven, la rapidez de la transición energética es más que cuestionable, incluso en los países más avanzados.

Los países pobres del mundo, además, tienen otras prioridades. En sus objetivos inmediatos no está el reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, cuyos eventuales efectos positivos se notarán dentro de décadas. Sus objetivos están en dejar de ser pobres cuanto antes. Su prioridad es seguir desarrollándose para ser ricos (como nosotros) y que sus niños no se mueran, que su gente viva mejor y más tiempo, que su población no pase hambre ni sed y no mueran por millones de enfermedades que en occidente no existen.

Se van a desarrollar, cueste lo que cueste y le pese a quien le pese. Nosotros no tenemos ningún derecho moral a decirles que no lo hagan. Lo van a hacer y, en la coyuntura tecnológica actual, lo harán utilizando combustibles fósiles. No hay otra alternativa por mucho que el relato oficial les diga que sí la hay. Si realmente la hubiera, los pobres del mundo la estarían utilizando. No la usan, porque no existe. El mundo es fósil y seguirá siendo fósil durante décadas. También acepto apuestas sobre este particular.

Fuente: https://www.libremercado.com/2024-05-31/manuel-fernandez-ordonez-la-transicion-energetica-no-existe-7132540/?utm_campaign=url_rewrite&utm_medium=Social&utm_source=Twitter