
Fundación de la UFM (I): el despertar de una idea en tiempos de monopolio académico
En el libro Mis memorias y mis comentarios sobre la fundación de la Universidad Francisco Marroquín y sus antecedentes, Muso cuenta su preocupación, desde los años cincuenta, por la politización de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC). Ignoraba entonces la iniciativa de los jesuitas que, con un grupo de personalidades influyentes, encaminaban esfuerzos…
En el libro Mis memorias y mis comentarios sobre la fundación de la Universidad Francisco Marroquín y sus antecedentes, Muso cuenta su preocupación, desde los años cincuenta, por la politización de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC). Ignoraba entonces la iniciativa de los jesuitas que, con un grupo de personalidades influyentes, encaminaban esfuerzos que culminarían con el establecimiento de la primera universidad privada en Guatemala: la Universidad Rafael Landívar, fundada en 1961.
Esto permitió romper el monopolio académico de la universidad pública, abriendo paso a nuevas alternativas educativas, como la Universidad Mariano Gálvez y la Universidad del Valle de Guatemala. Ante cuatro opciones educativas de nivel superior, Muso pensó que la idea de fundar una nueva universidad quedaría engavetada.
En 1958, preocupados porque nadie se ocupaba de los problemas de largo plazo, se conformó en Guatemala uno de los primeros centros de estudio de la economía liberal clásica en América Latina. Surgió de las discusiones entre Muso, Ernesto Rodríguez Briones, y un grupo de amigos, preocupados por encontrar soluciones a la pobreza en el país. El objetivo de esta organización era estudiar y defender la libertad individual de producir, consumir, intercambiar y servir sin coerción ni privilegios. Ellos creían que, para alcanzar la prosperidad pacífica, sin la opresión de ideologías, era crucial que personas influyentes comprendieran la organización de la sociedad libre y se sintieran motivadas a defenderla.
En el Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES), los directores emprendieron la redacción de folletos y la traducción al español de textos de grandes pensadores liberales clásicos. Los folletos del CEES constituían un desafío a la teoría socialista y a la teoría económica keynesiana. Conviene recordar que esta postura era considerada sumamente radical, porque aquellas posiciones en favor de la libertad eran controvertidas.
El CEES contaba con apoyo de varias instituciones internacionales, que apoyaban económica e intelectualmente su labor. En la Foundation for Economic Education (FEE) conocieron a destacados intelectuales que apoyaron su formación. La Friedrich Naumann Stiftung patrocinaba viajes de estudio a Alemania, uno de ellos terminando con una visita a la residencia de Ludwig Erhard, socio de la Mont Pelerin Society, que culminó con su viaje a Guatemala, y el Liberty Fund ayudó financieramente a la realización del viaje de Erhard.
Varios miembros del CEES fueron invitados a formar parte de la Mont Pelerin Society, y participaron de reuniones en las que discutían sus inquietudes, y tuvieron la suerte de recibir consejos de eminentes personalidades que compartían la filosofía de la libertad. En palabras de Muso: «Es probable que, si no hubiese existido la Mont Pelerin Society, la idea de fundar una universidad se habría descartado, habiendo ya cuatro en nuestro país. El contacto con esas personas del mundo académico nos hizo más conscientes de que la crisis intelectual de nuestro tiempo, principalmente en las universidades, era mundial».
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