Cada proceso de diseño comienza abordando un problema específico e intencional, a lo que llamamos un desafío de diseño. Un desafío debería ser abordable, comprensible y realizable y estar bien delimitado —ni muy grande, ni muy pequeño, ni muy vago, ni demasiado simple.
El proyecto tiene cuatro piedras angulares:
- Está centrado en el ser humano: Comienza desde la empatía profunda y la comprensión de las necesidades y las motivaciones de las personas –en este caso los estudiantes.
- Es colaborativo. Varias mentes son siempre más eficientes para encontrar la solución a un problema que una mente aislada.
- Es optimista: es la creencia fundamental de que todos podemos generar un cambio, sin importar cuál sea la magnitud del problema, la falta de tiempo o lo reducido del presupuesto.
- Es experimental. Tenemos permiso para fracasar y aprender de nuestros errores, porque nos permite llegar a nuevas ideas, obtener opinión sobre ellas y luego iterar.
(Nota: Los contenidos teóricos presentados en este blog están fundamentados y adaptados de Design Thinking para Educadores y Design Kit: The course for Human-Centered Design, cursos realizados por el profesor en + Acumen, en asociación con Ideo.org)